Reseña |  In-between practice: working in the ‘thirdspace’ of sensory and multimodal methodology

Hurdley R, Dicks B. In-between practice: working in the ‘thirdspace’ of sensory and multimodal methodology. Qualitative Research. 2011;11(3):277-292. doi:10.1177/1468794111399837

El giro sensorial hace referencia a que nuestro contacto con el mundo y con los otros, tanto humanos como no humanos, es siempre un contacto sensible. Es decir, estar en el mundo significa que sentimos el mundo. Sin embargo, no solo sentimos el mundo sino aprendemos a sentirlo de una determinada manera y no de otra. Este aprendizaje sensorial lo encarnamos durante toda la vida; constantemente estamos aprendiendo, desaprendiendo y re-aprendiendo a sentir. Como todos los giros en las ciencias sociales, el sensorial ha generado un giro en las reflexiones metodológicas de la investigación social. La crítica al ocularcentrismo o al predominio de los estímulos visuales como punto de partida de las investigaciones estuvo también acompañada de métodos nuevos y el cuestionamiento de las formas dominantes de saber e investigar que privilegian a determinados sentidos. Ahora bien, ¿cómo registrar eso que sentimos? o ¿cómo registrar aquello que los otros sienten? Existen diversas posturas y encuadres frente a dichas cuestiones.

Rachel Hurdley y Bella Dicks en su artículo In-between practice: working in the ‘thirdspace’ of sensory and multimodal methodology analizan cómo la etnografía sensorial y los métodos multimodales pueden funcionar en interacción para producir un nuevo tipo investigación social innovador. La etnografía sensorial dentro de los métodos de investigación social pretende crear formas empáticas y experienciales de conocer los mundos de los participantes y de los investigadores. Por otro lado, el campo lingüístico de la multimodalidad ofrece un marco bastante diferente para la investigación que atiende a las texturas visuales, materiales y acústicas de las interacciones de los participantes. Si bien ambos enfoques abordan el carácter multidimensional de los mundos sociales, las metodologías sensoriales se centran en la persona sintiente (participante, investigador, público o lector) como el lugar de las formas íntimas y afectivas de conocimiento. Por el contrario, la producción de conocimiento multimodal se basa en múltiples brechas analíticas: entre modos y medios, participantes y materiales, registro y representación. Para Hurdley y Dicks, la evocación de las tensiones entre la cercanía sensorial y las distancias modales es un nuevo espacio para la práctica de la investigación reflexiva y las múltiples formas de conocer los mundos sociales. Las autoras sugieren que los métodos multimodales y la etnografía sensorial pueden y deben coexistir como estrategias metodológicas complementarias, tanto para reflexionar y comprometerse mutuamente, como para permitir nuevas yuxtaposiciones y ensamblajes azarosos.

Si bien el artículo de Hurdley y Dicks pone sobre la mesa la importancia de tender puentes entre metodologías, los criterios de ordenación que operan tras la construcción de los objetos de estudio siguen siendo un asunto pendiente en su reflexión. Pensar en niveles analíticos no implica fragmentar la realidad, debido a que dichas distinciones son justamente analíticas, más no ontológicas. En lo que corresponde al ámbito del sentir como criterio de ordenación, es importante identificar al menos tres niveles analíticos: macro, meso y micro. El nivel macro hace referencia a las formas en que se orienta colectivamente el sentir de los cuerpos. Por ejemplo, a partir de representaciones de lo social como las leyes, los manuales de comportamiento o los reglamentos, podemos pensar en condiciones sociales de posibilidad para sentir de una manera y no de otra, que trascienden a los grupos y a las personas y que se transmiten por generaciones. El nivel meso remite a la forma en la que grupos específicos aprenden a sentir y forman comunidades sensoriales donde se transmiten saberes sensoriales asociados a prácticas específicas. El nivel micro implica observar lo sensorial ya no desde las representaciones o los grupos, sino desde ámbito individual. El reconocimiento de estos niveles analíticos es crucial para identificar en qué nivel de lo social puede realizarse el registro sensorial, pues ello nos orienta en las posibles estrategias metodológicas y referentes empíricos.

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