Reseña: Educación para las mentiras, gilipolleces y noticias falsas en la era digital

Texto: Hypernarrativity, Storytelling, and the Relativity of Truth: Digital Semiotics of Communication and Interaction

Autor: Albin Wagener

Fecha de publicación: 12 de agosto de 2019

Referencia: Wagener, A. (2020). Hypernarrativity, storytelling, and the relativity of truth: digital semiotics of communication and interaction. Postdigital Science and Education, 2(1), 147-169. https://idp.springer.com/authorize/casa?redirect_uri=https://link.springer.com/article/10.1007/s42438-019-00066-7&casa_token=vrWG-upwCsAAAAAA:FXSmAgcJpIAQpL7l8wssqzQBZRhzDm9VoGbEynB5M7nCqdpKVBP2AS7R3DK2qVlscWjjKAkRwWBZmiPkHw

En este artículo Albin Wagener -investigador de la Universidad de Rennes, especializado en humanidades digitales, análisis crítico del discurso, comunicación intercultural, prácticas digitales y sistémica interaccional- realiza un acercamiento al fenómeno de las mentiras, las gilipollestorytellingsces y las noticias falsas, desde la comprensión de su funcionamiento con relación a la comunicación y las interacciones en línea. Lo anterior, desde la óptica de la hipernarratividad, pues argulle que la era digital no es una era de iliteracidad sino de hipernarratividad, “que dirige a la interconexión de redes semánticas (Benahib, 2002) dentro y en medio de comunidades en línea que dependen de nuevas maneras de generar sentido, formalizarlo y contárselo al mundo (como los gifs o los memes) (Bauckhauge, 2011)” (Wagener, 12 de agosto de 2019, p. 148).

En este punto del artículo, Wagener propone tres hipótesis principales para comprender el funcionamiento de la comunicación y las interacciones en línea, las cuales vincula a características básicas de la interacción humana: la mezcla cognitiva y experiencial, las variaciones de discurso y el poder las emociones como instancias motivacionales. Las tres hipótesis que porpone sobre la era digital son, en primer lugar, que se trata de una era de hipernarratividad, como ya se había anunciado; en segundo, una era del storytelling, y, en tercero, una era de la relatividad de la verdad. Las cuales, en su opinión, pueden explicar el crecimiento de las noticias falsas, los hechos gilipolludos y las mentiras institucionalizadas que considera síntomas de nuevas formas semióticas en las comunicaciones e interacciones digitales.

El investigador propone como caso de estudio el movimiento de los gilets jaunes (chalecos amarillos) en Francia, pues este mezcla la cobertura de la comunicación masiva, el surgimiento de medios alternativos y la producción de discurso del gobierno francés (que califica de confundido y confuso), y, por supuesto, la proliferación de la hipernarratividad que conduce a la fabricación de hechos y noticias que cuentan historias coherentes, pero no necesariamente etiquetadas como verdad. Lo anterior, se debe a que con el desarrollo de la web 2.0 -que promueve plataformas que incorporan el contenido generado por usuarios y la interacción social, junto con y en respuesta a estructuras y contenido multimedia que proveen los sitios web (Wagener, 12 de agosto de 2019, p. 150)- hay una mayor frecuencia de interacciones que producen efectos en la complejidad de interacciones humanas y los modos en que producimos, transmitimos y percibimos la información.

Así pues, para Wagener, no se trata de una disolusión de la verdad sino de cómo la relatividad de la verdad hace que una postura o perspectiva sobre la verdad sea tan valiosa como cualquier otra. Por lo que retoma lo que D’Ancona llama “posverdad”: el lento tambaleamiento del consenso de la verdad construido socialmente, que transita hacia experiencias subjetivas de la realidad. Entonces, esta fragmentación redefine la verdad como una experiencia compartida de subjetividades dentro de las comunidades y las conexiones con los pares, unida a la identidad de procesos y comunicación flexible.

Surgen varias preguntas: ¿cómo la posverdad de D’Ancona produce impactos significantes en la transmisión de conocimiento y la confianza en profesores y maestros que intentan presentarlo a sus estudiantes? y ¿cómo la fragmentación de la verdad y el crecimiento de comunidades subjetivas cambian el proceso de enseñanza y aprendizaje en su totalidad? Además, ¿qué dice esto de la evolución de nuestra sociedad y la manera en que investigamos la narratividad, la realidad, las historias y la verdad?

El autor elige la teoría sistémica para explorar esta complejidad, pues enfatiza que es importante notar que los afectos y las emociones impactan las habilidades cognitivas, además de que el sentido es construido en el mundo social de acuerdo con el tipo de lenguaje o expresión semiótica que elegimos, así como que nacimos, literalmente, en estas redes de narrativas y nos convertimos en socios de interacción dentro de estas narrativas. Por lo que no es sobre lo hechos en sí mismos sino en la forma en que son percibidos o sobre percepciones sin hechos que se construye el sentido en las redes sociales de la era digital. Los discursos no necesitan hechos para ser construidos.

En los ejemplos sobre los “chalecos amarillos”, Wagener postula que los hechos son de menor valor cuando se trata de compartir información, pues los objetos sociales son más importantes.

El anterior meme, en el que se lee adelante: “llegando a tiempo” y en el fondo: “los chalecos amarillos”, es utilizado para ilustrar la circulación de las representaciones frente a la situación del movimiento (particularmente, el caos de movilidad que se vive con las manifestaciones) y “revela mucho sobre el objeto social chalecos amarillos y cómo las narrativas pueden se producidas sobre este movimiento social” (Wagener, 12 de agosto de 2019, p. 157). La verificación del texto no siempre representa la fuente principal de información, pues la manera en que las personas interactúan en redes sociales está vinculada a que estos medios estimulan la narración para fomentar la interacción. De allí que haya un crecimiento de los formatos de storytelling que hacen a un lado la información objetiva, como el uso de pequeños relatos apilados entre distintas plataformas que crean una historia.

De allí, entonces, surgen, en conjunto con la hipernarratividad, dos conceptos que son centrales para el estudio de las interacciones digitales: el storytelling, ya mencionado, y la serialidad; por lo que, en consideración a lo que Nelson llama “el nuevo orden afectivo”, Wagener propone que se puede comprender la manera en que la internet y sus variadas redes sociales construyen, difunden y organizan la recepción de sentido: cortos e intensos bytes de sonido-visión, que se refiere a los videos cortos de YouTube y gifs (nosotros podríamos verlo en todo el modelo de interacción de TikTok); la no-linealidad en las interacciones o permanencia entre varias comunidades y redes; sobre carga de información; acceso constelado a materiales diversos, lo cual muestra cómo los usuarios cambian entre múltiples aparatos y portales al mismo tiempo; el bricolaje como su principio de composición; la estética guiada por la recepción y producción; la polisemia; y la diversidad.

En este orden de ideas es que, siguiendo a Black y Barnes, el autor muestra que los televidentes, en este nuevo orden afectivo, prefieren las ficciones sobre los documentales, pues estos últimos no estimulan su habilidad para adivinar o imaginar las intenciones de los personajes. En la ficción, “por el contrario, parte del placer de ver puede derivar de adivinar y dudar los propósitos de los protagonistas” (Black and Barnes, 2015, citado por Wagener, 12 de agosto de 2019, p. 160), lo que engancha al televidente es la posibilidad de inventar parte de la historia, lo que no está permitido en las noticias objetivas. Por otra parte, de acuerdo con Oltean, la serialidad representa una forma particular de narrativa inacabada; para este investigador, “serie” significa estructura y transformación del material narrativo, en el que hay interdependencia y la posibilidad de cambio en el funcionamiento de la narrativa para realizar una cadena de construcción en la que el usuario pueda ser una especia de coautor de el todo. Los receptores vienen a interactuar entre los moviemientos y la inmovilidad de los eventos; es decir, entre la presentación directa de los eventos y lo que sucede entre episodios.

Así, volviendo sobre el caso de los chalecos amarillos, lo propuesto por Oltean y por Nelson muestran la hipernarratividad que pretende estudiar Wagener. Para entender lo que va sucediendo con el movimiento y sus manifestaciones (creación, propagación y recepción de la información) dentro de la era digital son necesarias la hipernarratividad, el storytelling y la serialidad. Wagener recurre a un ejemplo de cómo las protestas en directo de los chalecos amarillos son interrumpidos por semanas de cobertura mediática y programas de entrevistas (talk shows) sobre el estado del movimiento y los actos que causan mayor debate. Esto promueve debates en redes sociales que activamente comentan la situación en foros, como harían con cualquier serie de televisión, a través de especulaciones sobre lo que puede suceder y cómo las principales figuras van a reaccionar en consecuencia de ese estado del movimiento y de sus actos, lo que equivale a una coautoria ficcional de las situaciones.

Esto resulta en casos de storytelling que el autor ve en cómo los chalecos amarillos cuentan la historia de su movimiento y de cómo son reprimidos por la policía, mientras que la policía cuenta la historia de como son representados como chivos expiatorios en las redes sociales y dentro del movimiento, que se ha hecho más violento con el paso de las semanas; lo mismo que el gobierno grances opone un storytelling de democracia y mente abierta, para tratar de desactivar esta crisis de la era digital; sin embargo, esta superposición de storytellings también modifica, enciende o contestada por varios medios le da complejidad y una imagen explosiva a lo que está en juego en el país.

Ahora bien, Wagener se pregunta lo que esto significa, entonces, para el campo de la educación si se quieren incorparar las leyes del mundo digital, en consideración a que la verdad ya no es vista como un valor cardinal. Para él, el asunto principal está enraizado en el hecho de que la era digital no es solo sobre las tecnologías de la información per se, sino también sobre las tecnologías que promueven la creación de aparatos que, en últma instancia, impactan la manera en que interactuamos, damos sentido y producimos nuevas interacciones entre sociedades. El problema generado por la relatividad y, especialmente, por la relatividad de la verdad es enorme, ya que pone en peligro el razonamiento como una característica básica de lo humano que cruza los límites establecidos por las emociones, las tradiciones, los contextos socioculturales, las creencias y los deseos. Resalta que en la era digital las mecánicas del intercambio de noticias no está vinculado al contenido en sí mismo, o no es verificable y profundo, sino a la naturaleza misma y el uso de los aparatos comunicacionales y las redes sociales, que trata de la interacción de los usuarios.

Las interacciones de los usuarios son, para Wagener, la palanca para trabajar en asuntos relacionados con la educación. Precisamente, dice que en la era de las noticias falsas, la información gilipolluda (estúpida) y las simples mentiras no hay otra opción que la doble comprobación y verificación como el núcleo de la literacidad digital y la educación crítica, pero que para que esto sea posible se puede apoyar en los ocho criterios ya citados de Nelson como una matriz de análisis y que está puede ser mejorada con preguntas desde la perspectiva de Oltean, para aislar las parte de hipernarratividad, serialidad y storytelling contenidas en piezas de información, como: “¿es esta pieza de información parte de un movimiento serial más grande y cómo?”, sobre la serialidad; “¿cuál es la historia que está siendo contada en la pieza de información y cómo se artícula con el contexto?”, sobre el storytelling; y “¿cómo los usuarios de internet son enganchados hacia la información?, sobre la participación en la hipernarratividad.

El texto de Albin Wagener es un interesante recorrido por lo que supone la interacción en las redes sociales, el ascenso de la posverdad como eje modificador de los estatutos de verdad y objetividad, y los retos para la educación en términos de ofrecer esa verdad para la construcción de conocimiento o, en términos de esta era digital, de sentido, de acuerdo con la promoción de un pensamiento crítico. El cuál me hizo recordar un tuit de la actriz colombiana Cony Camelo que parece estar dialogando con estas nuevas formas semióticas digitales de hipernarratividad, storytelling y relatividad de la verdad: