El análisis presentado en
el estudio sobre las representaciones sociales alrededor de la justicia es un
ejercicio de interés desde el punto de vista discursivo.
Las representaciones
sociales sobre la justicia en una población que ha vivido el conflicto directamente
en Colombia resultan significativas para una comprensión de la magnitud del
conflicto, en especial de los efectos en las formas de representación y
transformación de la vida de las personas y comunidades.
Evidenciar elementos de
diferentes visiones alrededor de la justicia en un grupo nos puede mostrar la
necesidad de abordar las problemáticas desde una visión integral que no solo sea
retributiva, sino que restaure la verdad y una distribución de compensaciones
entra las partes en términos justos, es apenas un modelo de justicia que respondería
a unas problemáticas complejas como las que pueden verse reflejadas en los
conflictos armados. El estudio hecho a través del software iramuteq presenta
potencialidades y desafíos en las metodologías cualitativas e interpretativas.
Es un estudio
interpretativo con apariencia de descriptivo, pues limita el análisis a las
frecuencias de palabras y sobre esto sostiene a la luz de referentes teóricos
que hay una determinada concepción de la justicia. Parece permanecer en la
superficie de las palabras y no ahonda en los efectos en la percepción por
ejemplo de la propia violencia, la muerte, las relaciones políticas y el deber
ser. Esta exigencia no se hace de manera gratuita pues en la introducción del
estudio se esbozan los efectos de la violencia como un hecho de la muestra a
observar, pero en el estudio mismo no se valida nada de esto, cuando
perfectamente se puedo indagar al respecto, siendo elementos importantes dentro
de la Teoria de las Representaciones Sociales.
La interpretaciones a la
luz de frecuencias pueden ser una tarea bastante subjetiva pues el relacionamiento
que se ofrece es el del interprete investigador y no la relación que el sujeto
observado posee. Por ejemplo, podríamos igualmente decir que las palabras corrupción
e injusticia, definidas dentro del núcleo compartido por el grupo observado, no
presentan relaciones de causalidad para explicar la injusticia, sino más mas
bien hacen parte de la representación social de la justicia contextualizada. No
es un elemento que distorsione la representación ideal de justicia, sino más
bien un elemento constitutivo de la representación social de la justicia.
Podemos afirmar que los dos grupos diferenciados por esta razón no por hacer
alusión a la palabra corrupción ya su concepción de justicia es diferente.
Tanto igualdad como
equidad en sí mismas no podrían interpretarse como imbuidas de universalidad,
pues en términos teóricos y de justicia básica como los de Rawls tienen ese
matiz, pero en la significación de las personas en su cotidianidad pueden estar
fundadas en sus perspectivas propias del bien, particulares, y no son
abstracciones, en tanto la propuesta de Rawls es un ejercicio de experimento
mental.
Las limitaciones de los
estudios interpretativos a la luz del análisis de frecuencias de las palabras a
través de software, puede dejar muchos vacíos. Partir de referentes teóricos
para el análisis presenta un sesgo de hacer hablar a las palabras en términos
de los referentes teóricos. Pensemos en si la base teórica hubiese sido los
marcos de amigo – enemigo de Carl Schmitt en lugar de la teoría de la justicia
de John Rawls, la interpretación de las palabras y el análisis hubiese sido muy
distinto del que se ofreció. Sin juzgar negativamente el estudio, si sugiere
preguntas sobre el carácter explicativo y descriptivo, de no ser esta su
finalidad, y enfocarse en la interpretación a través del lenguaje, aun más nos
deja dudas primero sobre la profundidad del análisis y de la excesiva
subjetividad presente en el análisis de los resultados.
La lengua como sistema tiene
una organización que implica, en su abordaje, la descripción de las reglas en
contexto; por su lado, el discurso desborda estas reglas de uso de la lengua,
involucrando las circunstancias en las que se inscriben las prácticas
comunicativas, implicando las identidades y lugares de enunciación de los participantes,
así como las características del vínculo, las intencionalidades y prácticas que
engloban, “las maneras de decir”. En la
caracterización del discurso informativo, se distinguen las condiciones situacionales
(referidas a características recurrentes) y las condiciones enunciativas
(elementos base que orientan la finalidad de la producción lingüística).
La construcción del sentido del discurso implica un reconocimiento del otro (receptor) referido a su saber, a los tipos de relación que se configuran frente a éste y las intencionalidades que se prevén sobre ese otro: Charaudeau denomina este proceso como la transacción que concreta los marcos de intencionalidad en que se produce la relación. Esto se apoya en cuatro principios:
Alteridad: establecimiento de una relación de
reciprocidad no simétrica entre locutor e interlocutor.
Influencia: la relación está determinada por propósitos
que orientas una finalidad en sí.
Pertinencia: consolida la finalidad de la relación
Regulación: permite la distribución y el
papel de los actores en el proceso.
Teniendo en cuenta que el
proceso de transacción centraliza (el reconocimiento) el marco de
intencionalidad, el autor aborda discursivamente la información como un acto en
el cual se moviliza un saber que, en principio, uno de los actores posee y el
otro no: este último debe verse interpelado, modificado por en la recepción de
ese saber, desde el proceso de interpretación: de esta manera queda claro que
el proceso de transacción hace
posible el proceso de transformación desde
el cual se configura sentido en una lógica de intersubjetividad.
En esta mirada discursiva de la información, el proceso
requiere tener en cuenta al otro, por lo cual la construcción de la realidad
esta determinada por la relacionalidad.
De allí que la transacción se dinamice a partir de la
organización de la información proyectada en la situación de intercambio que
articula tres condiciones: la ausencia del saber que caracteriza al otro, el
proceso de transmisión del saber y el uso que el otro dará a éste.
El saber que se dinamiza en
esa transacción, puede estructurarse inicialmente desde la actividad
seleccionada de la experiencia, a través de la descripción, la narración o la
explicación, que activan los sistemas de interpretación que hacen posible los
procesos de significación. El autor
expone como el saber se bifurca en dos sentidos formando:
Categorías de conocimiento: el observador se
vuelca su mirada hacia el mundo. Se sustentan en procesos racionales, haciendo
del mundo algo comprensible, estableciendo caracterizaciones, distinciones, jerarquías,
grupos y categorizaciones que permiten ordenar.
Se parte de la experiencia y la observación de las condiciones materiales,
se experimenta con la prueba y el error y se establecen elementos recurrentes,
desde las cuales se extiende las explicaciones de los fenómenos. Se elaboran formas, taxonomías, criterios. En la
caracterización de esta forma de saber, se concreta: conocimiento existencial (ubicación y descripción de la realidad empírica,
las condiciones tangibles, situadas, con propiedades que detallan su
facticidad). Conocimiento evenemencial
(se detalla el acontecimiento, que modifica el estado de la realidad, requiere
del consenso para hacer sólida la representación; permite “ver lo que ocurrió”).
Conocimiento explicativo (apunta a porqué, el cómo y la finalidad de los
acontecimientos; desde la razón, se exponen las pruebas de los acontecimientos)
Categorías de creencia: el observador vuelca
la mirada hacia sí mismo. Implica la mirada subjetiva y se sustenta en la
evaluación y apreciación de la realidad, que sirve de base para la
consolidación de “normas” o
justificación de comportamientos, que hacen que algo sea (o no) plausible a
nivel social y se vinculan a sistemas de
valores.
En relación a estos saberes,
el autor reconoce la relevancia de los efectos de la verdad (diferenciados del
valor de la verdad) y como estos facilitan la relación del hombre con el mundo,
en una dinámica que involucra la verdad y la creencia como configuradores de
sentido de la sociedad: La verdad se sostiene en la creencia de su alcance. Esto
incide sobre la relación y motivos de la información. El receptor cree en la
validez del saber del emisor, condición que exigen detallar o indagar sobre las
condiciones de la relación comunicativa que exige pensar no solo en las condiciones
del otro como receptor, sino también en la “identidad de quien proporciona la información”.
Este aspecto de caracterización
del emisor, del poseedor del saber, hace que, precisamente, aspectos como su
lugar de enunciación, su posición social, la representatividad que expresa
tenga incidencia sobre el valor de lo que transmite.
Frente a esto, Charaudeau señala que el informador es: notorio (identidad genera representatividad y carga lo que informa), es testigo (desplegará lo que ha odio y visto), es plural (evidencia de diversas fuentes; la convergencia apoya la credibilidad o la apertura de diversos puntos de vista), es organismo especializado (puede obtener beneficios y su saber representa una legitimidad). Se agrega además el grado de compromiso del informador (tomando partido por el valor de la verdad, asumiendo un rol parcial), acción que aumenta si no explicita su compromiso, pues le revierte de una aura de neutralidad, diferente a si explicita su compromiso, lo cual paradójicamente, más que reforzar el valor de lo que dice, es asociado a elementos de subjetividad o recarga a una posición)
En relación a esto, cobra
relevancia las pruebas de la veracidad de la información, que, como respaldo,
apoyan las representaciones de grupos sociales, para lo cual debe ser: a)
reconocible para todos, b) apropiada para todos
y c) objetivable y reconocida por los demás, condiciones que operan en
pro de dar cuenta de la autenticidad, verosimilitud y explicación de lo que se informa.
Si bien, la información
establece una relacionalidad que modifica al otro, se ve condicionada por las características
de enunciación, así como de los saberes y dinámicas del mismo que circulan en
el tejido discursivo y representan la posibilidad de transformación del otro,
desde la representativa de quien construye ese saber y la manera en que el
saber se vuelve significativo en la representación del otro.
El lenguaje se manifiesta mediante intercambios sociales
que, a su vez, son mediados por sistema de valores, lo que permite la
retribución de la simbolización de un mismo discurso, cuyas características similares
se desenvuelven en un contexto que logra enfocar su comprensión y asimilación.
Cada escenario de lenguaje guarda información que pretende ser enunciada en
espacios que afrontan una intencionalidad clara con quien pretende ser
informado.
En este sentido, los medios de comunicación se constituyen
con el fin de informar, de dar a conocer “la verdad” colocando como supremacía
la necesidad que tiene la ciudadanía de ser informada, bajo el develar verdades
(en muchos casos se puede entender como una lectura de ignorancia ciudadana) y
por ende, la necesidad que debe asumir un rol de informador (construyendo el
camino para sacar a la ciudadanía de dicha ignorancia) en este caso de
autoproclamación de los medios como dadores de esa información, develadores de
verdad.
Bajo este supuesto, los medios construyen y moldean la
información seleccionada, que suprime o trasluce elementos claves de la fuente real
y construyen nuevos escenarios subjetivados con intenciones y efectos claros
para con la ciudadanía. Estos efectos se construyen con base en la identificación
clara que existe del receptor, la cual se media por contexto, saberes, cultura,
conocimiento […] y lleva a entender dinámicas ciudadanas que subestiman su
capacidad crítica para decodificar la información recibida.
La anterior tarea se verá totalmente manipulada bajo la
concentración de poder, que, a su vez, mantiene el control de los medios. Dicha
manipulación se logra con estrategias discursivas vinculadas a estrategias de
manipulación mediática, como las planteadas por Chomsky, que alteran los discursos,
opacan las verdades, y caracterizan a la ciudadanía como sujetos ignorantes,
acríticos, que no cuestionan la veracidad de lo expuesto, al contrario, comparten
emotividades relacionadas e infundadas, y se desentienden de dichas noticias
como engaños. Dicho de otra forma, buscando responsables, los medios se
adhieren a la mantención de la concentración del poder, quien tiene la
información, tiene el poder, y quien tiene el poder mantiene las formas lógicas
de manipular la información y resaltar ese poder.
La interesante descripción que presenta Norman Fairclough en Lenguaje y Poder es una
muestra de lo interesante y rico que puede ser el análisis crítico del
discurso. La estructuración de diez preguntas que nos pueden ayudar a hacer un
análisis crítico del discurso resulta esquemática pero heurísticamente
significativa.
Los aspectos del lenguaje en sus formas experienciales,
relacionales y expresivas son vehículos que enfocan los discursos desde
posicionamientos ideológicos. Las relaciones de poder y autoridad expresas en
los modos en que se redacta como por ejemplo los imperativos, son muestra de
que en el discurso la relación real o extratextual, se puede reproducir en este,
o la pretendida por el emisor. La sobrerredacción como la explica el autor es
un indicio de la necesidad de énfasis que el emisor tiene frente al tema y el
direccionamiento que quiere hacer, de tal modo que en esta característica se
aprecia parte de su intención y definición de un foco de atención. La
expresividad por lo general ha estado ligada a la persuasión característica de
los discursos, pero es también útil en la identificación de esquemas de
clasificación ideológicamente contrastables. Otro recurso de valor en el
análisis del discurso es la pretensión de conocimiento y verdad que se tiene
por el emisor en tanto la modalidad categórica empleada hace transparente,
neutral y atenido a los hechos el contenido informacional, sin embargo esto es
de interés pues puede estar fundado en bases ideológicas como en los abundantes
casos de falsas noticias actualmente.
Desde la perspectiva del análisis, la forma del discurso, sus
conexiones, sus metáforas, sinonimias, su redacción, sus conexiones dentro y
fuera del texto, los significados, el centro del mismo, develan desde un punto
de vista crítico las relación de autoridad, control y poder, así como la
jerarquización social, segregación y estereotipos. Fairclough presenta ejemplos de diversa
naturaleza como declaraciones de profesionales, artículos de prensa, anuncios
publicitarios, entre otros, en donde se interpreta el texto a la luz de estas
herramientas. Sin embargo es posible observar que, si partimos de un análisis
crítico con interés en los aspectos ideológicos hay unos márgenes importantes
que someten al propio análisis a niveles de ambivalencia, en tanto el propio
análisis es objeto de análisis ideológico. Hacer una lectura pretendidamente
objetiva del discurso resulta una tarea que puede tornarse compleja dada la
multiplicidad de significados contextualizados que puede suponerse en el
contenido del discurso, así como en las intenciones adjudicadas al emisor sobre
la base de las técnicas del análisis y sobre la definición de categorías
ideológicas.
En el análisis del discurso debe reconocerse su carácter
interpretativo y fundamentado en bases también ideológicas. La sola
adjetivación del análisis como crítico, lo ubica en un contexto de enunciación
y muestra la diversidad de interpretaciones que se pueden hacer. Solo la
categoría “ideología” está direccionando el sentido que se le dan a las
modalidades empleadas en la construcción del discurso; en ausencia de esta,
creo que las modalidades adquieren un sentido distinto.
El lenguaje, como campo inagotado de reflexiones constantes,
guarda la necesidad intencional de mantener, crear y solventar los enlaces
discursivos que crean huellas en las relaciones de poder hacia todas las
esferas de desarrollo humano (económico, social, político, educativo). De esta
forma, el discurso, cómo proceso de interacción, según Stecher, citando a Van
Dijk (2010), cimenta enlaces comunicativos de conocimiento, cultura y sociedad
que apelan a la construcción de la comunicación intersubjetiva con acciones de
incidencia en el otro, lo cual, según Levinson, guarda una intención
comunicativa.
Dicha intención se comprende desde el AD como la
transformación de la lengua en discurso; allí parten elementos fundamentales
que direccionan un significado convencional, adscrito a la lengua como sistema
de signos, hacia un significado pragmático que enuncia a la lengua como
instrumento de comunicación, cuya pretensión es el discurso (Escándele, 1993).
Lo anterior imprime la necesidad de fundamentar las estructuras internas del
discurso que comprenden el acto locutivo, ilocutivo y perlocutivo, que
demuestran la relación que establecen las palabras con condiciones de
producción del contexto, dónde, como lo expresa Otaola (1989) se mantiene la
idea que toda emisión es portadora de sentido y referencia.
Por lo anterior, en enlace con el ACD propuesto por
Fairclough, se evidencian las tres dimensiones constitutivas del discurso que, con relación a la estructura
social, muestran como el lenguaje, en este caso, el discurso, opera dentro de
una práctica sociocultural. De allí
encontramos, según Villanueva (2011) la función identitaria, que forma
subjetividades, la función relacional, que conforma relaciones entre las
personas; y la función ideacional, que forma pensamiento y conocimientos.
De esta forma se caracteriza la
relación dialéctica entre el discurso y la estructura y dinámica de la
sociedad, las cuales están mediadas por relaciones de poder entendido en
términos de control (poder social de grupos o instituciones) o como el acceso
al conocimiento y la información.
Bibliografía
Escándele V., MV (1993) Introducción a la pragmática.
Anthropos-Universidad Nacional de Educación a Distancia, Barcelona, Madrid.
Otaola; C. (1989) El análisis del discurso. Introducción
teórica. EPOS Revista de Filología. No. 5.
http://revistas.uned.es/index.php/EPOS/article/view/9656/9202
Stecher, A. (2010) El análisis crítico del discurso como
herramienta de investigación psicosocial del mundo del trabajo. Discusiones
desde América Latina. Universitas Psychologica, V. 9. No. 1
Villanueva Jordan, Iván (2011) Acerca del Análisis Crítico
del Discurso de Norman. Universidad Católica de Perú.
https://es.scribd.com/doc/58442741/Analisiscritico-del-discurso-Fairclough
El objeto que posibilita la interacción social humana es la capacidad de lenguaje, sin este el entendimiento y la organización se tornan difusos. Entrar a definir o conceptuar alrededor del lenguaje resulta arriesgado por su naturaleza compleja, por esto históricamente se han explorado y establecido diversidad de puntos de interpretación del objeto lenguaje. Es una tarea titánica responder a ¿qué es? sin dejar por fuera o incluir aspectos que otros pueden juzgar no relevante.
A pesar de la complejidad que esto reviste, aproximar algunas ideas puede resultar orientador. En este sentido el lenguaje es un sistema articulado con reglas funcionales en relación a la realidad y con fines de interacción humana. De esto se derivan conceptos como significado, que gracias al denominado giro lingüístico en la filosofía del siglo XX, condujo a reconocer que el significado no solo depende de lo que se refiere en el mundo con las palabras, objetos o situaciones, sino al sentido, la intención y el contexto en el que se enuncia. En esto coinciden Grice (1957/2005), Wittgenstein (1953/2009), Austin (1962/1990), Searle (1969/1990), siendo estos últimos los que reivindican la pragmática del lenguaje como relevante en el significado. En esta pragmática el contexto o entorno, entendido como los factores que espacio – temporalmente, forman el tapiz o paisaje (Escandell, 1996) que rodean las relaciones lingüísticas en la acción humana y que la afectan en sus sentidos, intenciones y referencias; y cobra la importancia que previamente no había tenido en los estudios del lenguaje y por tanto para su comprensión. Igualmente junto al contexto confluyen elementos pragmáticos como los determinantes psicológicos de la intención que direcciona los actos humanos.
Un salto generado por el giro
pragmático en el lenguaje es que se comprende como un acto, pues en su contexto,
el lenguaje en su uso se produce (Austin, 1962/1990) y (Searle, 1964/2005) como consecuencia de un acto humano. En
esa particularidad con los actos lingüísticos podemos decir de diferentes
maneras en diferentes sentidos, o también de diferentes maneras decir lo mismo.
Lo importante es el reconocimiento de la producción del habla la que ubica al
lenguaje en su uso como fenómeno de análisis. Será así como se acuña el
concepto de acto de habla como la unidad mínima de análisis del lenguaje en uso
y sobre el cuál se sostiene que existen multiplicidades que buscan representar,
declarar, expresar, comprometer y dirigir (Searle, 1964/2005).
En el contexto de los actos de
habla hay intenciones al hablar, al decir algo a alguien, cuando esto no se
limita a lo meramente representacional, sino que se dirige a la búsqueda de un
propósito de incidir en la conducta, a convencer al oyente, podemos decir de la
mano de Austin (1962/1990) que cuando es
efectivo, es un acto perlocucionario. De este sentido de los actos lingüísticos
podemos conectar la noción de discurso, el cual sea como una unidad de
significado simple o como construcción compleja se produce con la
intencionalidad de influir en los oyentes. El análisis para el develamiento de
esa intencionalidad y sus efectos en su contexto objetivo y subjetivo, en sus
dimensiones semánticas, sintácticas y pragmáticas, es lo que se puede definir
como análisis del discurso. Cuando este análisis se hace sobre unas premisas
relacionales de poder, control, lenguaje e ideología se puede afirmar que es un
análisis crítico del discurso (Stecher, 2009).
Trabajos
citados
Austin, J. (1962/1990). Como hacer cosas con palabras.
Barcelona: Paidos.
Escandell, V. (1996). Introducción a
la pragmática. Barcelona: Ariel.
Grice, P. (1957/2005). Significado. En
L. V. Villanueva, La busqueda del significado (págs. 481 -490). Madrid:
Tecnos.
Searle, J. (1964/2005). ¿Qué es un acto
de habla? En L. V. Villanueva, La búsqueda del significado (págs. 431 –
447). Madrid: Tecnos.
Searle, J. (1969/1990). Actos de
Habla. Madrid: Catedra.
Stecher, A. (2009). El analisis crítico
del discurso como herramienta de investigacion psicosocial en el mundo del
trabajo. Universitas psychologica, 9(1), 93-107.
Wittgenstein, L. (1953/2009). Investigaciones
Filosófica. Madrid: Gredos.
El presente proyecto pretende mostrar el trabajo de
revisión bibliográfica sistematizada, a través de los pasos y las fichas
expuestas por Lluis Codina (2018). Para este caso, se realiza el proceso con
base en el primer acercamiento a mi investigación doctoral “Comunicación,
comunidad y territorio: incidencia de la comunicación ambiental en la
transformación de tejido social y las relaciones con el ambiente, tomando como
base, las luchas y resistencias de la Comunidad Muisca y el Centro Experimental
Juvenil, CEJ, en defensa del humedal La Libélula en Tunjuelito, Bogotá”
Este primer momento de investigación, presenta una
descripción histórica situada desde la generalidad, hacia lo específico. Parte
de un reconocimiento histórico Muisca desde épocas prehispánicas, en el
territorio de Bogotá (antes Santafé) en muestra de la división del territorio,
contrastadas con las ritualidades y formas de vida indígena, antes de la
llegada de los españoles. Seguido a esto, se cruzan los periodos de independencia
y república, para dar cimiento a la conformación urbanística de la ciudad, cuyo
final, direccionada al interés de contextualización de mi investigación,
termina en la urbanización del barrio Tunjuelito.
La línea de tiempo mostrada se justifica desde las
formas del agua en el territorio, cuya desaparición forzada termina en estos
pequeños espejos de agua que hoy conocemos como humedales; y se entrecruza con
los relatos Muiscas, quienes mantienen otra forma de pervivencia y linealidad
con este elemental.
Por lo anterior, la muestra realizada para este
primer capítulo pretende acercar una clara investigación documental, con base
en 12 documentos, comprendidos en 2 textos, 4 capítulos de libro y seis
artículos científicos. Los dos documentos fueron expuestos al procedimiento de
revisión explicado por Codina (2018) que propone 4 fases: Búsqueda asertiva de
fuentes; evaluación que defina la pertinencia y calidad; análisis textual de
los documentos; y síntesis.
Problema
El proceso de investigación parte de una
preocupación que emerge tras el acercamiento al territorio y la búsqueda de
información que remitan al reconocimiento, tanto legal, como comunitario del humedal.
Así mismo y en consonancia con las luchas y formas
de resistencia del humedal, nace la pregunta por las comunidades ancestrales
que mantienen viva la voz del humedal, y cómo es dado su enlace histórico con
el espacio. Por lo anterior, se proponen las siguientes preguntas que
direccionan la documentación y a su vez, generan otras formas de observación
del territorio.
¿Cuál ha sido la relación histórica del pueblo
Muisca con el territorio bogotano? ¿Existe desde esta relación una construcción
directa con el espacio habitado en presente por la localidad de Tunjuelito?
¿Cómo ha transformado la urbanización de los
últimos cinco siglos al territorio, hoy conocido como Bogotá? ¿Estos procesos
de urbanización han transformado las formas del agua en Bogotá?
Atendiendo a las características propias y a veces
difíciles de la localidad de Tunjuelito ¿existe una relación directa que enlace
la conformación de la localidad, bajo un proceso de urbanización informal de la
década del 40 con las problemáticas sociales, ambientales, políticas y
económicas que aún se mantienen?
Métodos
Para responder las preguntas expuestas y teniendo
en cuenta la fiablidad y rigurosidad necesaria para poder responderlas, me
acerco a las bases de datos en busca de la conformación de mi banco de
documentos (Codina citando a Yin, 2018). Es necesario aclarar que se hizo el
acercamiento a las bases de datos que propone Codina (2018) en la fase de
búsqueda, las cuales corresponden a Web of Science y Scopus, sin embargo, la indagación
de material es difícil debido a la especificidad del tema, que corresponde a
elementos históricos propios de Bogotá, entrecruzado con las categorías
“Muisca”, “desarrollo urbano” y “Barrio Tunjuelito”. Por lo anterior, y al no
obtener la información que solicitaba desde mi búsqueda propuesta, recurrí a
las bases de datos Redalyc, Dialnet y Google Scholar.
BÚSQUEDA Y EVALUACIÓN
La búsqueda de los artículos se comienza en la
cuenta de Zotero; esta mantiene diferentes artículos y libros que se han
descargado, partiendo de las afinidades que se han ido construyendo con la
investigación desde el primer módulo de métodos avanzados I. Luego se prosigue
a la búsqueda de nuevos artículos que apoyen la investigación desde esta
primera parte “contextualización histórica”.
Para asentar esta fase del proceso, se propone el
análisis del Framework FDC, que expone los conceptos y palabras características
de la investigación.
En este primer cuadro se muestra la Fase Facetar, F, la cual consiste en extraer la información señalada en la tabla, desde lo que se requiere investigar.
Figura 1. Fase 1 FDC
El segundo cuadro muestra la Fase Derivar, D, que condensa, a modo de palabras clave, la información suministrada en la fase F.
Figura 2. Fase 2 FDC
Por último, se recurre a la
combinación de las palabras clave, relacionando los anteriores conceptos con operadores
booleanos. Esto permite encontrar artículos de un modo más asertivo, que reúna
diferentes necesidades de la investigación en un mismo texto.
Evaluación
Para la evaluación de los textos se usó la tabla de fiabilidad expuesta por Dixon Woods (2006)
Figura 3. Evaluación
La tabla muestra el resultado de los artículos
seleccionados. En principio, se trabajo con la lectura de 16 documentos,
combinados entre artículos, capítulos, y libros de investigación, sin embargo,
en la ubicación y respuesta de la tabla anterior, no cumplían con las
características completas, en su mayoría por que no ubicaban explicaciones del
proceso, sustentado, entre otras desde el diseño de investigación y
fundamentación metodológica; razón por la cual, no existen en ficha y tampoco
están contemplados en la tabla.
ANÁLISIS Y SÍNTESIS
El proceso de análisis se hizo sobre la base las fichas
presentadas por Codina (2018) manteniendo las siguientes características:
Referencia: Se incluyó la referencia
completa en normas APA.
Resumen: se realizó un resumen de
carácter personal acerca del documento.
Investigación: En la mayoría de los
casos se construyó esta respuesta con el tipo, método e instrumentos de
investigación, en los documentos que estuvieran nombrados.
Aportaciones: Se enunciaron desde el
documento hacía la investigación.
Aspectos relevantes: Se nombraron características
de influencia
Comentario: Se escribió, a manera
personal, un breve resumen que ubica el documento en la investigación a
presentar.
Palabras clave
A continuación, se muestra en ejemplo la ficha número 8.
Figura 5. Ejemplo Ficha Codina
Por otra parte, se definió un libro de códigos que de forma manual ayudaría a establecer un orden de la información para finalmente hacer una síntesis simplificada
Figura 6. Libro de códigos
A partir del anterior libro de códigos se implementó un cuadro cruzado, que permitiera representar de manera general el campo de estudio, metodología y tema central.
Figura 7. Análisis de fichas
Por último y apoyado en los elementos de análisis
se procede a dar síntesis al trabajo. Para este caso, se aborda de forma
generalizada algunas preguntas expuestas por Hart (2008) citado por Codina
(2018).
¿Cuáles son las teorías y conceptos
clave en el ámbito considerado?
Los conceptos claves siguen el
entramado del desarrollo de la historia de Bogotá, desde la prehispanidad,
reconociendo la habitación de los Muiscas y algunas de las formas constitutivas
del territorio que son parte del legado ancestral. Así mismo, abordar la forma
de construcción urbanística de Bogotá, y cómo esta, de manera progresiva, ha
ido secando y criminalizando a los espejos de agua y fuentes hídricas de la
ciudad.
¿Cuáles son los principales problemas
abordados por la disciplina?
Por un lado, se encuentra el
desarrollo de los pueblos indígenas, en este caso, Muiscas, que habitaron
Bogotá. Lo anterior como una forma de reconocer el espacio, las prácticas y
rituales, como el correr la tierra, que permitieron la ampliación de caminos y
delimitaciones del espacio. Así mismo, como la investigación se fundamenta en
el desarrollo y/o exterminio del elemental agua, requiere esa mirada ancestral
de integralidad, relacionamiento que sitúa al agua en el espacio-centro del
desarrollo humano y en consonancia con este.
Por otro lado, se encuentra las
formas de urbanización y habitación del suelo bogotano desde comienzos del
siglo XIX, que empieza desde la parte baja de los cerros orientales, hacia el
norte, lugar de asentamiento principal de la elite bogotana “de la época”. Y
como esa forma de organización comenzó la desenfrenada desigualdad económica,
política, social y espacial, limitada por la localía de los predios. Esta
delimitación espacial, generó la expansión de Bogotá hacia la parte perimetral
del sur, donde se encuentra ubicado el humedal, y a su vez, le generó una serie
de condicionamientos y exclusiones que comenzaría desde la consecución de los
servicios públicos, en especial el agua y se mantendría hasta nuestra época,
pensando en las posibilidades y formas de habitación en ese espacio.
¿Qué huecos u oportunidades de
investigación ofrece el ámbito analizado?
En este acercamiento de contexto se pueden
evidenciar vacíos de investigación en el ámbito de los escenarios que proponen
desde mitad del siglo XX, la instalación de las represas cerca al río Tunjuelo.
No hay información clara que muestre el uso del suelo antes de las represas y
la afectación respecto a ese determinado uso.
Por otra parte, hay un vacío histórico en el
desarrollo de eventualidades que señalen las formas de habitación Muisca en
Bogotá. Se presenta con alta relevancia la ocupación en Cundinamarca.
Existe poca investigación “científica” que pueda
convalidar los escenarios de resistencia formados por la comunidad en general,
los jóvenes y la comunidad muisca, en relación a los atropellos en contra del
humedal. No siendo parte de este trabajo de investigación, se encuentran actas
de reuniones, consejos y grupos que han defendido, desde diferentes espacios y
tiempos, el humedal, sin embargo, no hay documentación científica de ello. Lo
anterior concuerda con uno de los fundamentos de mi investigación doctoral ya
que es desde esa memoria biocultural y social, que se construyen los lazos de
tejido social afectivos y efectivos del territorio con la comunidad.
Conclusión
La revisión sistematizada ayuda a una formación
rigurosa de un corpus del trabajo, en este caso, de la estructura documental
histórica, sin embargo, es necesario acudir a la respuesta consciente de las
preguntas, en este caso, planteadas por Codina, para mantener la rigurosidad de
la investigación científica.
En este primer acercamiento, al ser una
investigación documental, se dificulta un poco la búsqueda de documentos en las
bases de datos confiables. La especificidad del tema no permite ampliación,
requiere la investigación de datos más cercana al sitio o campo de
investigación.
Por otro lado, la respuesta a la pregunta de los
vacíos teóricos abre grandes panoramas de investigación, que pueden ampliar, desviar,
o concentrar la fuerza investigativa hacia su resolución y ampliación.
Finalmente, se reconoce la importancia y
pertinencia del acercamiento a estas temáticas, ya que, se puede llevar un
trabajo seguro, confiable y riguroso respecto a la búsqueda y alimentación del
corpus teórico, que como lo enuncia Codina (2018) es parte fundamental de las
investigaciones doctorales, lo que, sin duda, refuerza la rigurosidad si se
lleva a cabo la revisión y las fichas al comienzo de la investigación y en
ejercicio constante.
Bibliografía:
Caldera, L. A. B. (2008).
Concepción sagrada de la naturaleza en la mítica muisca. Franciscanum.
Revista de las ciencias del espíritu, 50(149), 151-176.
Codina L. Revisiones bibliográficas
sistematizadas: procedimientos generales y Framework para ciencias humanas y
sociales. Barcelona: Universitat Pompeu Fabra, Departamento de Comunicación,
Máster Universitario en Comunicación Social; 2018. 87 p.
Dolmatoff, Gerardo (1989).
Colombia indígena, periodo prehispánico. En J. Jaramillo (Ed), Nueva historia
de Colombia (pp. 27 – 68). Bogotá, Colombia: Planeta Colombiana Editorial.
Friede, J. U. A. N. (1961).
La breve y trágica historia de Bogotá, la indígena. Revista Colombiana de
Antropología, 10, 149.
Gamboa, J. A. (2015). Los
muiscas y su incorporación a la monarquía castellana en el siglo XVI; nuevas
lecturas desde la nueva historia de la conquista . Diálogos en patrimonio
cultural I. (11 -33).
Gamboa, J. A. (2005). Los
caciques muiscas y la transición al régimen colonial en el altiplano
cundiboyacense durante el siglo XVI (1537–1560). Bogotá, Centro de
estudios Hispanoamericanos–Fundación Carolina-ICANH.
Ocampo, Javier (1989). El
proceso político, militar y social de la independencia. En Manual de Historia
de Colombia. Tomo II, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. Pp 9 – 64.
Osorio, J (2007).El río
Tunjuelo en la historia de Bogotá, 1900-1990. DE TUNJUELO A TUNJUELITO, LA
OCUPACIÓN DE LA CUENCA MEDIa. Alcaldía Mayor de Bogotá.
Pavony, G. M. (1997). Los
itinerarios de la trasformación urbana Bogotá, 1820-1910. Anuario
colombiano de historia social y de la cultura, (24), 101-137.
Sánchez.Calderón, V
(2018). Agua y desigualdades socio-ecológicas
Torres Carrillo, A.
(2013). La ciudad en la sombra: Barrios y luchas populares en Bogotá
1950–1977. Universidad Piloto de Colombia.
Torres, C. A., &
Alberto, C. (2009). Ciudad informal colombiana. Barrios construidos por la
gente. Santa Fe de Bogotá. Editorial Unal.
Zambrano, F. (2004).
Historia de la localidad de Tunjuelito, el poblamiento del valle medio del rio
Tunjuelo. Alcaldía Local de Tunjuelo–Universidad Nacional de Colombia.
Facultad de Ciencias Humanas.
Cerrando las brechas: uso de modelos basados en agentes para conciliar datos y teoría en la ciencia de la comunicación computacional de Annie Waldherr y Martin Wettstein
El
Modelado Basado en Agentes (MBA) se propone como una estrategia para solventar
dos vacíos que tradicionalmente resultan problemáticos, en especial en las
ciencias sociales. Esta potencialidad de cerrar las brechas entre las
perspectivas micro y macro en primera instancia y el acercamiento de los datos
a la teoría en segunda, son un presupuesto para justificar su utilidad y uso en
la ciencia de la comunicación computacional que sin embargo no está exento de
algunas observaciones críticas que es propósito abordar en este ensayo.
La integración de conductas micro y los fenómenos
macro sociales es un problema sociológico fundamental al cual se ha respondido
con diferentes niveles de prioridad. La linealidad explicativa y causal parece
no ser la más apropiada, por lo que la pretensión del MBA tiende a verse como
una solución explicativa a los fenómenos emergentes. En este sentido es como Waldherr & Wettstein (2019)
apoyándose en Epstein (2006) sostienen que el MBA
puede servir tanto para deconstruir fenómenos sociales e identificar los
procesos individuales que subyacen, como para extrapolar los efectos
individuales al nivel social para observar los efectos emergentes en un entorno
virtual. En la misma dirección Squazzoni (2012, pág. 14) sostiene que permite
abordar el modelo de interacción social como un problema de abstracción y
escalas, más que como un problema de niveles categóricos en el que un nivel tiene
primacía sobre el otro. Sin embargo, aun
siendo correctos estos argumentos, persisten limitaciones. Los modelos en sí
mismos son formas representacionales abstraídas de interpretaciones y supuestos
que son generalizados a los individuos, la modelación exige simplificación y
entre más simplificación, más distanciamiento de la complejidad real. Los
fenómenos emergentes no son una agregación de las conductas individuales, este
es un presupuesto bastante convincente por la evidencia; aun así, el MBA no
puede capturar todas las variables que inciden en la configuración de los
fenómenos macrosociales. Esta limitación da lugar a resultados sorpresivos que
se desmarcan de las aparentes predicciones del modelado. La lógica de la
agregación que conduce a los fenómenos macrosociales puede resultar
desconcertante para la comunidad científica más tradicional por la sensación de
un proceso de caja negra.
El
ajuste del modelo a los datos empíricos en el MBA depura y acerca la teoría a
los datos que, según Timothy, Palada, Griffin,
& Neal (2019) es una ventaja que “permite al investigador
cuantificar el grado en que las predicciones del modelo corresponden a los
datos empíricos.” Del mismo modo la validez externa que describen Waldherr
& Wettstein (2019, pág. 3989) en la que se
comparan los datos con el modelo, es un
ejercicio necesario y propio de la ciencia, que no debería ser visto como una
debilidad del modelo, pues de entrada un modelo es lo que es y no es la
realidad, y por el contrario acercar el modelo a través de ajustes derivados de
los datos empíricos es muestra de lo sofisticado y práctico que puede llegar a
ser el MBA. La mediación entre teoría y datos a través del modelado puede
interpretarse como que el MBA no es más que un instrumento de verificación de
las teorías, el que no tendría así que comprenderse como algo independiente en
sí mismo. Si la base de configuración de supuestos y reglas del modelo son las
teorías ya bien establecidas, la dimensión del MBA es un instrumento de
verificación teórica y nada más.
A
diferencia de lo anterior, sí es problemático el MBA cuando se considera que su
objetivo es predictivo, pues este criterio de demarcación es demasiado fuerte
para las ciencias sociales. El modelado es una simplificación y por tanto
siempre va a ser hipotético y probabilístico, más cuando los fenómenos a
explicar y predecir son complejos. El ejercicio sugerido por Railsback &
Grimm (2012, pp. 302-306) citado por Waldherr
& Wettstein (2019) de la variación de parámetros irrelevantes de
manera iterativa como prueba de robustez, conducente a evaluar la calidad
predictiva, pone en cuestión cualquier modelo en el que variables
insignificantes tengan efectos determinantes. La debilidad general del modelado
orientado a la predicción, es justamente que no se tiene certeza de que todas
las variables insignificantes puedan tener un efecto menor. Las predicciones
tienen un riesgo que es inherente, más si se trata de un ejercicio derivado de
un modelo. Si se aplica tal procedimiento para evaluar la robustez ¿estamos con
precisión en el ámbito de la predicción? El direccionamiento a futuro característico
de una predicción desde la perspectiva de los modelos en ciencias sociales
resulta más condicional y prescriptivo para la realidad y no descriptivo y
explicativo de la realidad. El problema normativista que subyace al dictado
reiterativo de nuevas reglas y condiciones, así estas estén basadas en datos,
lo que muestra es la necesidad de revisar permanentemente el potencial del
modelo, desplazándolo de un carácter normativo hacia instancias con mayor valor
descriptivo y explicativo, en lugar de hacia una predicción.
La
predicción y la validez de los modelos son los principales aspectos sobre los
que normalmente se dirigen las críticas, como bien argumenta Epstein (2008),
sin embargo creo que la predicción debe comprenderse desde una perspectiva
diferencial en fenómenos sociales y en fenómenos naturales y esto porque la
variabilidad de las características humanas hace a estos fenómenos complejos,
cosa que en los naturales, sin ser simples, metodológicamente se atienen más a
lo observable y no tanto a las instancias teóricas como en los sociales. No
significa lo mismo predecir en fenómenos naturales que en sociales. Por otro lado,
y atendiendo a Popper (1973, pág. 158) la exigencia de que
las descripciones sociales deberían incluir, y acá lo hago extensivo a los
modelos, el estado mental e incluso físico de todos los implicados, resulta
excesivo. Sin embargo, detrás de esta exigencia está la consciencia de que,
variables insignificantes pueden llegar a incidir significativamente en los
resultados, por tanto, debería considerarse todo desde el inicio, si se
pretende la predicción en sentido fuerte. Pero es claro que esta demanda no es
razonable, pero tampoco es infundada cuando se aduce la predicción como
objetivo en el MBA.
Sostienen Waldherr & Wettstein (2019) que “la validez de
las simulaciones es un problema no solo en la ciencia de la comunicación, ha
sido el foco de discusión durante años en diversas disciplinas que aplican ABM”
(pág. 3986). Los procesos de validación interna y externa, así como la fiabilidad,
demuestran el trabajo adicional de justificación que el MBA requiere. Parece
que la tarea del investigador ya no se remite solamente a demostrar
empíricamente sus hallazgos, sino gran parte del trabajo consiste en defender
la metodología empleada para que una vez validada esta se transfiera a los
resultados. Esta práctica que puede ser más común en metodologías que son
percibidas escépticamente por la comunidad científica, sirve para ilustrar dos
aspectos: primero, hay una consciencia de los límites entre las explicaciones
planteadas con un modelo de simulación, su relación con la teoría empleada, los
datos empíricos y su carácter predictivo; por otro lado, la necesidad adicional
de justificar y validar además de los resultados, la metodología misma, a diferencia
de otras metodologías cuya validez no es tan cuestionada.
Desde
el punto de vista de la ciencia de la comunicación computacional los problemas
son los mismos, inclusive se puede considerar una mayor dificultad si atendemos
que en materia de comunicación, estructuralmente hablando se tienen que hacer
unos presupuestos aun mayores. Un ejemplo de esto lo precisa Raymond Coll (2011, pág. 11) y es que en un acto de comunicación al
menos nos topamos con 2 eventos, tres informaciones y dos significados. El
evento 1 de observar lo real, el evento 2 de informar a través de un código. El
significado 1 que le da el emisor a lo que ha observado en el evento 1 y que se
transmite con la información 2 en el evento 2, suponiendo que el código sea
aplicado de igual manera, así mismo el significado 2 que interpreta el receptor
con sus conocimientos previos y la información 3 en que reconstruye el receptor.
Del mismo modo puede argumentarse desde la perspectiva de John Searle (1990)
y (1992) quien tipifica los
actos de habla y la intencionalidad como direccionamiento mental cuando los ejecutamos.
Para un modelador de agentes bastará responder e insistir en que aún así, estas
condiciones y variables se pueden atribuir a los agentes en un modelo.
Lo
cierto es que siempre que se sobredimensiona una metodología dentro de las
ciencias sociales, recaerán sobre esta unas miradas más incisivas que en otras
más mesuradas. El caso parece ser el de el MBA, porque las reiterativas
argumentaciones alrededor de su validez y su capacidad predictiva en la
literatura son muestras de las limitaciones y criticas que desencadenan tales
argumentaciones.
Trabajos citados
Colle, R. (2011). El análisis de contenido de las comunicaciones.
Tenerife : Revista Latina de Comunicación Social.
Epstein, J. (2006). Generative social science. Princeton: Princeton University Press.
Epstein, J. (2008). Why model? Journal of Artificial
Societies and Social Simulation vol. 11, no. 4 12, 11(4), 12.
Popper, K. (1973). La miseria del historicismo.
Madrid: Alianza.
Searle, J. (1990). Actos de habla. Madrid: Cátedra.
Searle, J. (1992). Intencionalidad. Madrid: Taurus.
Squazzoni, F. (2012). Agent-based computational
sociology. Chichester: Wiley.
Timothy, B., Palada, H., Griffin, M., & Neal, A. (2019).
An Integrated Approach to testing dynamic, multilevel
theory: useing computational models to connect theory, model and data. Organizational
research methods, xx(x), 1-34. doi:10.1177/1094428119881209
Waldherr, A., & Wettstein, M. (2019). Bridging the Gaps:
Using Agent-Based Modeling to Reconcile Data and Theory in Computational
Communication Science. International Journal
of Communication(13), 3976–3999.