Análisis mixtos – Juan Carlos Torres Lizarazo

El ejercicio de validación realizado por Shidur Rahman (2017) demuestra las posibilidades de conexión entre lo cualitativo y lo cuantitativo de una manera bastante clara. En su investigación se hace evidente la forma en que la única manera de establecer esa conexión es apelar a los criterios subjetivos que representan la experticia de quienes lo validan. Es decir, las categorías de evaluación con sus diferentes niveles en últimas corresponden a ese criterio de los expertos que nunca podrá tener precisión matemática, pero es un acto de confianza académica que posibilita el diálogo entre dos diferentes puntos de vista del mundo. Ahora bien, en ocasiones da la impresión de que los métodos mixtos son una resistencia a abandonar el paradigma positivista y a encontrar elementos de objetividad concretos que no sean solamente la interpretación de quien investiga. Sin embargo, más allá de eso, en el complejo horizonte de la información que puede obtenerse de una investigación, en muchos casos los investigadores podemos sentirnos desorientados sobre las categorías a partir de las cuales hacer una interpretación coherente y sólida. En ese punto es en donde la investigación cuantitativa adquiere mayor relevancia en los estudios mixtos.

Si tomo como ejemplo mi propia propuesta de investigación, uno de los aspectos que se me presentan más complejos es la elección de los jóvenes (máximo 8) que al final serán parte de mi ejercicio de investigación sensorial audiovisual. En muchas ocasiones me he preguntado ¿Cuál es la mejor forma de seleccionarlos? ¿Pedir a amigos o conocidos que me referencien algunos jóvenes? ¿Cuáles deben ser los criterios que mencione a esos conocidos para que ellos puedan darme una respuesta? En este punto se muestra necesaria un primer ejercicio de recolección de datos cuantitativo que me facilite un panorama general y unos criterios y categorías muy claros sobre el panorama del problema. Desde ese primer ejercicio podrían ser identificados los jóvenes que serán parte de un ejercicio a profundidad. Adicionalmente, la investigación cuantitativa puede ayudar a tener una idea completa de los principales problemas y las preocupaciones más frecuentes de los jóvenes rurales, además de permitir conectar esas preocupaciones con unas posibles causas.

Sin embargo, en el momento de analizar la forma en que las tensiones migratorias empiezan a modificar la relación con el territorio y cómo todo eso pasa por sus cuerpos, por los sentidos, por sus acciones, entonces la investigación cualitativa parece ideal, mientras la cuantitativa insuficiente. A partir de esto, podría mencionar que el análisis mixto se fundamenta epistemológicamente en la necesidad de ver la relación entre comportamientos, acciones o significados individuales con tendencias colectivas. Esto permite un abordaje de las problemáticas sociales desde perspectivas más conscientes, las cuales deben atender al individuo en sus preocupaciones, pero también producir a través de él transformaciones colectivas. En el texto de Carbonell et al (2021) el apego puede servir de ejemplo a esto que se quiere señalar. Por un lado, las razones para construir el apego surgen de cuestiones individuales, pero todos tendemos a sentir apego, lo que lo hace una característica, se podría decir, universal.

Desde nuestro punto de vista, la investigación mixta en realidad es una solución útil para aquellas investigaciones cualitativas que ven dificultades a la hora de establecer categorías de análisis y formas de abordaje de la población, pero esto también es gracias a un carácter más reflexivo que los estudios cualitativos han decidido asumir, mientras que las investigaciones cuantitativas en muchos casos se resisten a dejar su paradigma por lo cual parecen no darle el mismo valor a la posibilidad de trabajar de la mano.

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