LA TEJEDORA

Por Luis Eduardo Ospina Raigosa

Quien escribe, teje. Texto proviene del latín, ‘textum’ que significa tejido. Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son como nosotros: tejidos que andan. Eduardo Galeano.

Hacer una tesis es como tejer. Y Oriana, que creció en una ciudad, alejada del trabajo manual y de sus abuelos, no sabía tejer. Ella decidió dedicarse al tejido, como forma de reconectar con sus orígenes…

El trayecto está lleno de aventuras. Se propuso encontrar un maestro, que le transmitiera su saber sobre el tejido. Oriana, como un colibrí, visitó muchos jardines, terrenos fértiles para aprender. Encontró grandes enseñanzas en cada uno. Oriana como un colibrí, re-visitaba esos jardines en primavera.

Pasó años explorando con los hilos de diferentes texturas y colores, sintiendo las fibras y encontrando una relación estrecha con ellas. Destinó otro largo periodo de tiempo a aprender las técnicas y las formas. Elegir entre el telar y las agujas, apostarle al bordado o al remate y combinar aprendizajes para sus diseños. En esas apuestas conocía maestras y maestros que, con paciencia y dedicación, le compartían detalles del tejido.

Oriana pasó días y noches, primaveras y veranos recogida en su taller encontrando un diseño que la definiera, que expresara su sentir. En cada otoño se proponía llevar a la plaza de mercado al menos una de las prendas que elaboraba durante esos tiempos de recogimiento y silencio. 

A veces eran bufandas tejidas a mano, a veces eran túnicas usando la rueca india. Otras veces hacía ruanas de lana de oveja y alpaca. En otras ocasiones bordaba manteles con hilos árabes…

Sus tejidos se exhibían y vendían previo al invierno.

Alternaba sus tiempos de tejido en el taller encontrándose con amigos en el Costurero. El Costurero es un espacio para hablar de la ciudad y de la vida, de las flores y de las frutas. Al Costurero todos llevan cerveza y viandas que comparten mientras tejen. En el Costurero también se comparten las mantas, los diseños y los tejidos que los integrantes crean.

Con lo aprendido de varios maestros y maestras decidió enseñar y reconoció que esa actividad es una gran posibilidad de aprender. Con goce y dedicación propuso varios talleres de tejido en El costurero. Allí se enseñaban los unos a los otros, al fragor del compartir.

Una tarde, en El Costurero, proyectan un vídeo titulado Maestros del tejido. En el vídeo se recrea un mito sobre Bochica. El mito es un momento de revelación:

Hace años, o siglos, del sol se desgajó un hombre entrado en años que llegó a la tierra muisca vestido con una manta de algodón. 

Era el capitán guacamayo y la potencia de la luz; era el espíritu del fuego; era la fuerza que liberó las aguas por el Tequendama; también era la sabiduría de los tejidos.

En su peregrinaje enseñó a nuestros abuelos a construir herramientas, a sembrar el maíz y transmitió su saber sobre el tejido de la manta.

“Tejer implica sostener un diálogo con el origen. El tejido trenza el inicio de la vida con el aquí y el ahora. Cada tejedor y tejedora, cada tejido y cada manta, expresan la memoria ancestral de lo que somos”… 

Por su enseñanza sobre el tejido, los muiscas le dieron el nombre de Bochica, que significa “Sacerdote de las mantas”.

Después de un largo trasegar, de compartir con distintos maestros y maestras, de tantos talleres de tejido, de hilvanar la urdimbre y entretejer la trama, Oriana lo comprende y lo comprende bien: todos tenemos un Bochica en nuestro interior. 

Colofón

El vídeo que vio Oriana esa tarde en El Costurero: https://vimeo.com/306111312

(Clave: otilia111)

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.