La fuerza geológica del Antropoceno ha sido identificada como un nuevo régimen de poder que pone a la vista estructuras de intercambio entre la estratigrafía de la Tierra y los mundos sociales. La noción de Antropoceno ha permitido plantear preguntas sobre los procesos socio-históricos que configuran la agencia geológica humana, abriendo las categorías de lo social, lo cultural, lo político y lo histórico a las fuerzas de la Tierra. El reconocimiento de mundos sociales estratificados que afectan y son un efecto de procesos geológicos no obedece exclusivamente a una búsqueda por expandir el campo de las humanidades hacia los fenómenos estudiados tradicionalmente por las geociencias, también supone cuestionar las divisiones materiales entre lo vivo y lo inerte para imaginar futuros geosociales alternativos.
La ficción de los archivos como espacios estrictamente humanos y neutrales se ha visto socavada por perspectivas filosóficas que los comprenden como espacios de poder. El poder de los archivos consiste en destacar las narrativas y los registros creados por grupos sociales dominantes que distorsionan, omiten, borran y silencian otras voces y presencias materiales. Estos silencios de archivo han sido abordados desde los planteamientos foucaultianos del biopoder y sus ramificaciones (biopolítica, necropolítica, neuropolítica, etc). No obstante, los silencios de archivo pueden estudiarse no solo desde la gobierno de la vida y de las tácticas de muerte, sino a través de los discursos que mantienen o configurar la supremacía de lo vivo sobre lo inerte, es decir, desde el geontopoder.
Siguiendo la pregunta de Kathryn Yusoff ¿qué clase de historicidad posee el humano si es un ser que puede leer y escribir su propio futuro en las rocas? me propongo explorar desde una perspectiva geontológica los vínculos entre las materialidades de la Tierra y el archivo.