Hace 20 años Paul Cruzten presentó la hipótesis del Antropoceno en un sucinto artículo titulado «Geología de la humanidad» publicado en la revista Nature. En esta publicación, el ganador del premio Nobel de química, sugirió que los seres humanos se han convertido en una fuerza geológica tan poderosa que es necesario designar una nueva época para describir con precisión el impacto ambiental y geológico producido por la especie humana desde el inicio de la industrialización; cambio que ha alterado significativamente el estado del Sistema Tierra propio del Holoceno. El Antropoceno es un término científico ampliamente popularizado y en la actualidad es usado no solo por comunidades científicas, sino también por el público en general y los medios de comunicación. Aunque el Antropoceno no sea una unidad formalmente definida dentro de la escala de tiempo geológico (oficialmente seguimos viviendo dentro de la Edad Megalayense del Holoceno superior), existe un amplio consenso de que la Tierra ha cambiado radicalmente su estado a causa de las crisis ambientales de origen antropogénico.
La gran acogida del Antropoceno ha abierto nuevas discusiones. Un problema inicial con el término se encuentra en su raíz etimológica: el uso de anthropos, del griego antiguo «hombre» o «ser humano», sitúa a nuestra especie en su totalidad como principal responsable de esta nueva época geológica. De esta manera, el Antropoceno opera como un discurso universalizador que tiende a negar la responsabilidad diferenciada y los efectos localizados de los cambios geológicos que designa. Esta narrativa resulta problemática porque evita la politización de la agencia en los conflictos socioecológicos e impide que se tengan en cuenta las políticas de igualdad y la responsabilidad histórica a la hora de abordar los cambios medioambientales. Desde esta perspectiva podríamos preguntarnos: ¿por qué se debe responsabilizar a toda la humanidad del cambio climático cuando el Norte Global ha emitido una cantidad desproporcionada de emisiones de carbono en los últimos tres siglos a expensas de la sobreexplotación de recursos en el Sur Global?
Este debate ha dado lugar a varios conceptos alternativos que reflejan una reacción crítica a las narrativas universalistas, una rápida economía discursiva relacionada con los problemas ambientales y una vitalidad terminológica que se prolifera fuera del canon. Con un interés exploratorio, quise saber qué tanta acogida han recibido estas nuevas propuestas. Para dicho propósito, mapeé la distribución global de las búsquedas en Google de los términos Capitalocene, Chthulucene, Plantationocene, Misanthropocene, Necrocene y grafiqué la ocurrencia de los mismos en el corpus de libros de habla inglesa que provee Google Books Ngram Viewer. Estos fueron los resultados de dicha exploración.

La Figura 1 muestra la distribución global de las búsquedas en Google de los términos de interés durante los últimos cinco años. Capitalocene es el término con mayor frecuencia de búsqueda y su distribución se extiende por Norte América, Latinoamérica y Europa Central. El Chthulucene es el segundo término en liderar la lista y la distribución geográfica de su frecuencia de búsqueda corresponde a Estados Unidos y al Reino Unido. Los terminos Plantationocene, Misanthropocene y Necrocene solo cuentan con datos suficientes para Estados Unidos.

La Figura 2 muestra el desglose de la distribución de las frecuencias de búsqueda para los países más representativos mostrados en la Figura 1. Estados Unidos es el único país con datos de búsqueda para los cinco términos, seguido por el Reino Unido con frecuencias de búsqueda para Capitalocene y Chthulucene. Los demás países en la lista solo registran búsquedas de Capitalocene.

La Figura 3 muestra la ocurrencia de los unigramas en el corpus de libros de habla inglesa que provee Google Books del 2002 al 2019. La ocurrencia de los unigramas en el corpus coincide con los resultados de las búsquedas de los términos en Google. El Capitalocene es el unigrama que apareció primero en el corpus analizado (2010) y cuenta con una mayor ocurrencia seguido por los unigramas Chthulucene (2010), Plantationocene (2012)y Misanthropocene (2013), respectivamente. No se encontraron datos sobre la ocurrencia del unigrama Necrocene, esto puede deberse a que su aparición sucedió después del 2019, quedando por fuera de la ventana temporal del corpus seleccionado.
Realicé este mismo ejercicio exploratorio para las variantes de los términos en español (Capitaloceno, Chthuluceno, Plantacionoceno, Misantropoceno, Necroceno) en Google Trends y Google Books Ngram Viewer, sin embargo, no se contaba con los datos suficientes para el análisis. Estos resultados son de especial interés si consideramos que las nuevas terminologías, a pesar de presentarse como una reacción crítica a la narrativa universalista que impone el Antropoceno, reproducen la misma geopolítica del conocimiento donde el Sur Global queda subrepresentado.

A pesar de la insuficiencia de los datos provistos por Google para las nuevas terminologías, decidí no quedarme de brazos cruzados y mapeé la distribución de las frecuencias de búsqueda de Anthropocene y Antropoceno a escala global y local (Figura 4). Como era de esperarse, a escala global, la frecuencia de búsqueda de Anthropocene fue mayor en el mundo angloparlante y la frecuencia de búsqueda de Antropoceno fue mayor en el mundo hispanohablante. No obstante, a escala local, estas divisiones geopolíticas no son tan obvias y nos permiten explorar patrones de bilingüismo y acceso a la información al interior de un mismo país. En el caso colombiano, por ejemplo, el interés de búsqueda del término Anthropocene se concentra en Bogotá D.C, mientras que las búsquedas de Antropoceno se distribuyen en los departamentos de Tolima, Cundinamarca, Antioquia, Santander, Atlántico y Valle del Cauca.