Cruz Mesa, Hernando (2009). La net-ética desde la perspectiva de una secuencia de investigaciones sociales. Signo y Pensamiento, 28(55), 136-151.
Desde la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las preguntas éticas se han constituido y complejizado con el objeto de entender las implicaciones de la relación tecnología-seres humanos. El temor hacia el cyborg que desplaza a las personas representa una inquietud de vieja data, pero a medida que los ecosistemas tecnológicos de comunicación fueron desarrollándose —ciertamente a un ritmo abrumador, en relativas pocas décadas—, el panorama se amplificó: la producción y el uso de la información y el conocimiento que circulan en red repercuten directamente sobre los derechos y las libertades de las personas.
El investigador colombiano Hernando Cruz Mesa argumenta en su artículo la importancia de la net-ética —o ética para la red— en tiempos actuales, para lo cual hace, en primer lugar, una revisión teórica del panorama de desarrollo de este marco filosófico de reflexión. Desde los años cincuenta y hasta la actualidad se han configurado múltiples reflexiones asociadas a la dimensión ética de las TIC; el desarrollo de códigos de ética, la definición de principios éticos que respetaran aspectos como la privacidad o la propiedad, los usos no éticos de la información o los conflictos legales son solo algunas de las aristas de este campo emergente de reflexión.
La investigación en net-ética que propone el autor es, de hecho, el resultado de un largo proceso de indagación en la Universidad Javeriana. Una secuencia de procesos de investigación constituye un enfoque metodológico que conlleva procesos de sistematización de documentos, categorización, análisis de resultados, construcción de informes, entre otros. El análisis de un corpus de investigaciones publicadas entre 1998 y 2066 derivó en la generación de nuevas preguntas respecto a «cómo las actividades humanas posibles en redes como Internet, al ser actos humanos asociados con elecciones individuales frente a diferentes y posibles cursos de acción, inducen preguntas respectos a las acciones éticas, la aceptación de los costos, los deberes y las obligaciones surgidas al trabajar e interactuar en red» (p. 143).
El autor es insistente en que no es la red sí misma, sino la acción del ser humano sobre ella, lo que se debe pensar en términos éticos. Dimensiones antropológicas, legales, filosóficas, administrativas o gubernamentales se imbrican en este debate en permanente transformación, pues la red y las TIC han entrado a permear —cada vez con mayor ímpetu— las actividades del hombre y empezado a formar parte de su realidad social y personal. Como sostiene el autor, en Colombia la investigación de la net-ética es «incipiente», y el camino de desarrollo implicará necesariamente un trabajo interdisciplinario que afronte los dilemas y las cuestiones emergentes. Concluye el autor: «Es necesario que la academia en Colombia asuma este desafío y prepare a los investigadores sociales que realicen investigación en esta área, porque la interpretación de hechos culturales […] ayudará a exigir acciones de parte de los políticos, de los administradores de las redes» (p. 149).