Reseña: Etnografía digital y prácticas mediáticas. Ardévol y Gómez-Cruz. Por William Garibello

Por William Garibello, DCLIN

Es muy interesante este texto de 2014 de Ardévol y Gómez-Cruz sobre la etnografía aplicada a Internet y su desarrollo a lo largo del tiempo de la red. Desde conceptos como un mundo irreal o virtual que no toca nuestra realidad a conceptos como el de la etnografía conectiva que asume la realidad como una sumatoria entre lo virtual y lo real. También en estos primeros momentos de análisis de Internet o de Cyberia (Escobar, 1994) el pensamiento colonial habla de su estudio en analogía con el estudio de una cultura primitiva. Y en coherencia con esa epistemología colonial viene la mirada del etnógrafo a realizar observación participante de los nuevos “mundos virtuales” o meta-versos (Pearce, 2009). El estudio sigue recordándome esos primeros etnógrafos que exploraban como aventureros esos mares nuevos de conocimiento. Pero sin duda fue el inicio de lo que iríamos a experimentar como humanidad en el contacto con las tecnologías de información y comunicación (TIC), ya con las etnografías virtuales se legitimó el estudio etnográfico de las relaciones sociales en línea porque se evidenció la importancia que adquirieron las TIC para la gente. En palabras de Mark Deuze (2011, p. 137) “los medios se han vuelto tan inseparables de nosotros que ya no vivimos con los medios, sino en los medios” (énfasis fuera del texto) que es la realidad que hoy vivimos en las ciudades y muchos lugares a los que el Internet y los medios fueron llevados.

Sobre la complejidad del campo de estudio están los ejemplos de la etnografía conectiva que inicia con estudios de comunidades de fans en línea de telenovelas (Baym, 2000) y series de televisión o películas (Jenkins, 2004) que más adelante llevará a este tipo de etnografía a considerar en la investigación la integración de situaciones en línea como fuera de línea (Leander & Mckim, 2003. Hine, 2007) confirmando que ahora vivimos EN los medios, como ya se citó anteriormente. O como lo dice (Bakardjieva, 2008, p. 54): “Internet es exactamente el lugar donde se encuentran lo online y lo offline (énfasis fuera del texto). El estudio etnográfico parte ahora de la simbiosis entre el mundo llamado real y los mundos virtuales. A su vez, estos mundos virtuales pueden estudiarse como ejemplos de subculturas, según el análisis de (Gelder, 2007), lo que abre un gran campo de investigación. Estas consideraciones de Internet como medio de comunicación toman dos vertientes, una con el enfoque del diseño tecnológico (Bijker y Law, 1994) y otra con la teoría de la domesticación en los estudios sobre medios de comunicación. De esta manera, la etnografía digital aborda el análisis de estas tecnologías ya en la vida cotidiana, lo que lleva al etnógrafo a moverse entre diferentes contextos, métodos de investigación, diferentes entornos y formas de copresencia social. En este último aspecto se abre la discusión si los mundos “virtuales” son espacios sociales diferentes a los del mundo cara a cara, ante los que los autores del texto sostienen que el espacio social no depende del medio. ¿Puede ser en tanto es la misma gente en diferentes espacios de representación? ¿A lo que también cabe preguntarse si no vivimos adaptándonos cada espacio social?

Ardévol y Gómez-Cruz presentan al etnógrafo como puente entre “las técnicas etnográficas (observación participante, entrevistas en profundidad), la experiencia de campo (inmersión, creación de confianza, compromiso corporal) y las herramientas analíticas (software para el análisis textual y visual, categorías analíticas)”, de esta forma se convierte en la figura reflexiva y heurística que explica de manera significativa el universo estudiado a partir de las “categorías” de sus sujetos de investigación (EMIC)[1] y de la elaboración de marcos teóricos que le ayudan a organizarlas (ETIC). Resaltan la distinción entre términos diferentes “como “informantes“, “participantes”, “coparticipantes” o incluso “coinvestigadores”, en contraste con la investigación cuantitativa, que tradicionalmente utiliza el término sujetos” (énfasis fuera del texto) lo que permite un acercamiento mayor con el etnógrafo en el que incluso de encuestados activos pueden hacerse copartícipes del proceso de investigación. Lo que señala una diferencia muy importante con los estudios de tipo cuantitativo. De esa manera, las comunidades o grupos a estudiar sienten que sus opiniones y conocimientos no son extraídos o aprovechados en favor del investigador, sino que hacen parte reflexiones conjuntas en las que las partes coaprenden durante el proceso. Así, las interpretaciones EMIC de los participantes deben ser tratadas con respecto y aceptadas, los análisis del etnógrafo corresponden a su interpretación (ETIC). Lo que evidencia esta labor de puente entre las tres categorías enunciadas, es la responsabilidad y subjetividad del etnógrafo en sus conclusiones.

Otra reflexión del artículo, en el trabajo con etnografía digital, es la ética desde el punto de vista de colaboración recíproca y mutua entre los participantes del etnógrafo. Los consentimientos informados son importantes para el aseguramiento que los “informantes” o coinvestigadores sepan de manera anticipada el destino de los productos de la investigación, los posibles usos de los datos que están en el alcance del proyecto, las entidades responsables del estudio, también para evitar posibles demandas a futuro por estas omisiones. Como ocurrió a la Pontificia Universidad Javeriana con la Expedición humana (Restrepo, 2023).

Parte de la labor del etnógrafo es hacer una lectura crítica tanto de las representaciones que haga de las “esperanzas, deseos y expectativas de la gente” como también al señalar las “relaciones asimétricas, valores opuestos y visiones desafiantes de futuro”, ya que su estudio bien puede beneficiar o no a los participantes de la investigación. En esta construcción teórica de los análisis son fundamentales las metodologías que se utilicen en la creación conjunta de conocimiento y los cambios tecnológicos, porque influyen en las maneras como experimentamos e investigamos los medios de comunicación, las relaciones sociales y las formaciones culturales (Lapenta, 2012, p. 31). Los participantes pueden tener también metodologías propias de investigación a partir de las cuales llegan a formas de teorización.

Las etnografías digitales son un campo muy interesante y rico de investigación con las TIC, que ya son parte de la vida cotidiana contemporánea en las que se pueden analizar las subculturas que representa cada mundo virtual, y de forma muy sugestiva ver cómo se conectan con el mundo offline, ¿esos umbrales difusos entre lo “real” y lo virtual son un límite también epistemológico, o son espacios de mediación social, o implican extensiones de lo humano?

Bibliografía

Bakardjieva, M., & Feenberg, A. (2001). Involving the virtual subject: Conceptual, methodological and ethical dimensions. Journal of Ethics and Information Technology, 2(4), 233–240.

Baym, N. (2000). Tune in, log on: Soaps, fandom, and online community. London, UK: Sage

Bijker, W., & Law, J. (1994). Shaping technology/building society: Studies in sociotechnical change. Cambridge, MA: MIT Press.4

Deuze, M. (2011). Media life. Media, Cultires & Society, 33 (1), 137-148

Escobar, A. (1994). Welcome to Cyberia, Current antropology, 35 (3), 211-235

Gelder, K. (2007). Subcultures: Cultural histories and social practice. New York, NY: Taylor & Francis.

Lapenta, F. (2012). Geo-media based methods and visual research. In S. Pink (Ed.), Advances in visual methodology(pp. 131–150). London, UK: Sage.

Leander, K., & Mackim, K. (2003). Tracing the everyday ”sitings” of adolescents on the Internet: A strategic adaptation of etnography across online and offline spaces. Education, Communication & Information, 3 (2), 211-240

Pearce, C. (2009). Communities of play. Cambridge, MA: MIT press

Restrepo, E. (2023). Expedición Humana, a la zaga de la «Colombia oculta»: diversidad genética, arrogancia científica e imaginarios de nación. Tabula Rasa, 47, 239-273. https://doi.org/10.25058/20112742.n47.10


[1] Los términos emic y etic los introdujo el lingüista Kenneth Pike basándose en la distinción entre phonemics (fonología) y phonetics (fonética) y desde allí se extendió y adaptó a la sociología y la antropología social. Tomado de Wikipedia, consultada 06-nov-2023. https://es.wikipedia.org/wiki/Emic_y_etic#:~:text=Se%20entiende%20generalmente%20emic%20como,Nattiez%2C%201990%3A%2061).

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